miércoles, 5 de octubre de 2011

Lider para Todo Terreno

Lider Juvenil para Todo Terreno

La falta de prioridades es un mal que no distingue credo ni ideología. Es un descuido que no deja indiferente a nadie. Es una epidemia que ataca a quienes aspiran a ser líderes estudiantiles cristianos.

La falta de sabiduría en la toma de decisiones, afecta directamente las prioridades y éstas, la relación con Dios, la vida, los estudios, la familia, las finanzas y otras tantas áreas. Definitivamente la carencia de dichas prioridades, en algún momento de nuestra existencia, nos pasa la cuenta.

A decir verdad, dicha falta de prioridades es un mal que no distingue credo ni ideología. Es un descuido que no deja indiferente a nadie. Es una epidemia que ataca a quienes aspiran a ser líderes estudiantiles cristianos. Es un problema que ni siquiera respeta a quienes dicen tener una relación con Dios. Es una patología que afecta incluso, a quienes creemos que conocen el valor del tiempo y el imperativo de involucrarse en la causa de Cristo.

El uso de nuestra vida debería ser una prueba superada. Sin embargo, excluyendo a los pecados ocultos, la falta de prioridades quizás sea la más infame. Porque tras sí, arrastra la raíz de la autosuficiencia. Aquella que nos hace creer que todo depende de nosotros y sólo de nosotros; dotándonos de ínfulas ilusorias. Lo cierto es, que la realidad en algún momento golpea nuestras vidas. Y cuando despertamos, aprendemos casi todos lo mismo: hay una vida y un tiempo en el cual debemos vivir; aspirar a más, es fracasar. De hecho, es vivir en nuestras propias fuerzas, con falta de sabiduría. En definitiva, vivir debilitados física, mental y espiritualmente. Lo que yo denominaría: vivir como líder 4x4 o todo terreno.

Pero no todo está perdido para el líder todo terreno que no sabe distinguir lo urgente, lo importante y lo vital. Ya que como diría la sapiencia oriental: “para todo problema hay una solución”. Y en este caso, vale la pena recordar: La sabiduría es de Dios, las prioridades de cada uno.

Aprender a vivir con prioridades y no como el líder todo terreno es un arte; una clase impartida por la universidad de la vida. En mi caso particular, por la influencia de mis amigos estadounidenses a quienes conocí cuando acababa de llegar a México y con los cuales conviví durante siete años. Aun recuerdo mi irreflexiva manera de actuar y las palabras sabias de quienes ya tenían doctorado en Administración de Vida. Creo, por lo menos, haber adquirido mi licenciatura en dicho
tema.
Fue allí donde aprendí que el proceso de la vida, gradualmente, pone sobre nuestros hombros tareas mayores, y que la responsabilidad de ser un líder estudiantil cristiano implica tres cosas: decidir, delimitar y aceptar. Y esto indudablemente, queramos o no, debe llevarnos como diría mi esposa, a ser capaces de responder tres preguntas: ¿Qué es lo que quieres hacer? ¿Qué es lo que otros quieren que hagas? ¿Qué es lo que Dios te pide hacer?.

Es indudable que estudiar en la universidad representa un atractivo para nuestros círculos inmediatos (familia, iglesia y grupos cristianos en la universidad), ya que como es de nuestro conocimiento, sólo un pequeño número de personas en el mundo, tienen acceso a los estudios superiores. Una disyuntiva que desafía nuestra inclinación natural a participar en todo y nunca decir no; o sea, a lo que he denominado líder todo terreno. Gran error si ansiamos aportar activa y significativamente en el campo de las misiones. Obviamente entendiendo el justo equilibrio en cada una de estas áreas, un equilibrio establecido por Dios.

Muchas son las oportunidades donde he visto el conflicto que enfrentan estudiantes (líderes) cristianos universitarios que están confundidos y divididos sobre cual es el lugar donde deben aportar la mayor parte de su tiempo, talento y dinero, mientras estudian. Personalmente he llegado a la conclusión de que debe ser en la universidad, ya que:

1. Proporcionalmente los estudiantes universitarios son un grupo pequeño pero realmente influyente en comparación a otros sectores de la población. En la universidad surgen líderes empresariales, políticos, religiosos, sociales, etc.

2. Iniciar movimientos espirituales en la universidad, es un verdadero reto a la comodidad. ¿Cuántos nuevos creyentes han sido parte de tu discipulado personal en los últimos 5 años?

3. En la iglesia generalmente ya todos son cristianos, y existen otras personas capaces de asumir el rol de grupos previamente establecidos.

4. La universidad es el lugar donde el estudiante pasa la mayor parte del tiempo.

5. Dios desea que también allí seamos testigos.

Finalmente, ¿de qué sirve ser un todo terreno cuando al final de la carrera no hay quien nos siga, y lo que es peor, que siga a Cristo? Podemos ser intensos, hiperactivos, impulsivos, apasionados y nada malo hay en ello, mientras nuestro enfoque y gasto de energías esté correctamente orientado y enfocado.

Para ser honesto, al final de cuentas, qué importa lo que yo piense. Lo cierto es que nada de esto tiene sentido sino respondemos de manera sincera y personal a la pregunta de fondo: ¿Qué es lo que Dios me está pidiendo hoy?.

“Mirad, pues, con diligencia como andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cual sea la voluntad del Señor en vuestros corazones” Efesios 5: 15 – 17.


por: Christian Maureira

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