Un Buen Lider INFLUENCIA Bien
En mis treinta y dos años he tenido a muchas personas que me han influenciado positivamente y por supuesto muchas que lo han hecho de manera negativa. Lamentablemente, aquellos que me han influenciado para el bien en algún momento oscuro y débil me han dejado desilusionado y preguntándome, ¿Por qué?
Me acuerdo de un mentor que tuve por tres años que hasta el día de hoy no me habla por algo que hice que él consideró incorrecto. Después de haber estado en esta misma Iglesia trabajando como pastor de Jóvenes por 3 años y medio mi tiempo se había acabado y estaba muy cerca de irme al país de Chile a vivir y trabajar con jóvenes, cuando todo esto ocurrió. Aun recuerdo la tarde de ese día miércoles, cuando una mujer llegó a mi oficina contándome que su hijo quería bautizarse ¡Que maravilloso! Pensé. Su hijo tenía tan sólo nueve años y ella era la persona que le hablaba de Jesús. Justo en ese momento se me ocurrió que seria genial que ella lo bautizara ya que era ella quien le llevo a conocer a Jesús. Como estábamos en la Iglesia, le pregunte si quería bautizarlo en ese mismo momento. Nos pusimos de acuerdo y así pasó. Fue un bautismo muy emotivo. Todos estábamos muy contentos. Yo estaba muy feliz y decidí llamar a mi mentor para contarle lo que había pasado y fue allí donde todo se me vino encima muy rápido y con mucho dolor. Al contarle lo que pasó se enojó al instante. Como se me había ocurrido dejar que una mujer bautizara a alguien? ¡No hay ningún ejemplo de eso en la Biblia!¨ Mientras yo trataba de contestarle algo él me colgó. Me quedé muy triste y hasta hoy día (cuatro años después) me da pena cada vez que pienso en lo que pasó. Yo traté de buscar una reconciliación, pero hasta el día de hoy no me habla.
Me di cuenta que había confundido mi relación con mi mentor con mi relación con Jesús. Debido a lo que me ocurrió, aprendí que la mentoría no debe ser una relación en la que se aprende solamente de las experiencias de otro sino que debe ser una relación en la que uno recibe instrucción sobre como vivir su vida en Cristo y que el mentor sobre todo esta dirigiendo su aprendiz a Cristo y no a su propia vida. Creo que esta tiene que ser siempre la meta de un Mentor. Pase lo que pase si estoy dirigiendo a alguien a Cristo y no a mí, habrá resultados saludables y buenos por dos razones. 1. Yo no soy perfecto pero Cristo sí es perfecto y si estoy enseñando a alguien a aprender más de Cristo que de mí va a aprender mucho más y tener una vida mucho más sana y feliz. 2. El dirigir a alguien a Cristo y no a mi quita el peso de mis hombros y lo pone en Cristo quien dice que lo puede manejar, de hecho ya murió en la cruz por ese peso.
Me acuerdo de un mentor que tuve por tres años que hasta el día de hoy no me habla por algo que hice que él consideró incorrecto. Después de haber estado en esta misma Iglesia trabajando como pastor de Jóvenes por 3 años y medio mi tiempo se había acabado y estaba muy cerca de irme al país de Chile a vivir y trabajar con jóvenes, cuando todo esto ocurrió. Aun recuerdo la tarde de ese día miércoles, cuando una mujer llegó a mi oficina contándome que su hijo quería bautizarse ¡Que maravilloso! Pensé. Su hijo tenía tan sólo nueve años y ella era la persona que le hablaba de Jesús. Justo en ese momento se me ocurrió que seria genial que ella lo bautizara ya que era ella quien le llevo a conocer a Jesús. Como estábamos en la Iglesia, le pregunte si quería bautizarlo en ese mismo momento. Nos pusimos de acuerdo y así pasó. Fue un bautismo muy emotivo. Todos estábamos muy contentos. Yo estaba muy feliz y decidí llamar a mi mentor para contarle lo que había pasado y fue allí donde todo se me vino encima muy rápido y con mucho dolor. Al contarle lo que pasó se enojó al instante. Como se me había ocurrido dejar que una mujer bautizara a alguien? ¡No hay ningún ejemplo de eso en la Biblia!¨ Mientras yo trataba de contestarle algo él me colgó. Me quedé muy triste y hasta hoy día (cuatro años después) me da pena cada vez que pienso en lo que pasó. Yo traté de buscar una reconciliación, pero hasta el día de hoy no me habla.
Me di cuenta que había confundido mi relación con mi mentor con mi relación con Jesús. Debido a lo que me ocurrió, aprendí que la mentoría no debe ser una relación en la que se aprende solamente de las experiencias de otro sino que debe ser una relación en la que uno recibe instrucción sobre como vivir su vida en Cristo y que el mentor sobre todo esta dirigiendo su aprendiz a Cristo y no a su propia vida. Creo que esta tiene que ser siempre la meta de un Mentor. Pase lo que pase si estoy dirigiendo a alguien a Cristo y no a mí, habrá resultados saludables y buenos por dos razones. 1. Yo no soy perfecto pero Cristo sí es perfecto y si estoy enseñando a alguien a aprender más de Cristo que de mí va a aprender mucho más y tener una vida mucho más sana y feliz. 2. El dirigir a alguien a Cristo y no a mi quita el peso de mis hombros y lo pone en Cristo quien dice que lo puede manejar, de hecho ya murió en la cruz por ese peso.
Quiero animarles a que como lideres juveniles esta sea siempre nuestra meta: dirigir a otros a la enseñaza y vida de Jesucristo y no a la nuestra!