jueves, 26 de mayo de 2011

El MINISTERIO JUVENIL Trabajo Muy Serio

El MINISTERIO JUVENIL Trabajo Muy Serio


El ministerio juvenil es un trabajo muy serio, quizás el más serio de todos si se toma en cuenta el tipo de decisiones que tienen que tomar los jóvenes —decisiones que afectarán el resto de su vida— y se considera cuántos de los miembros de nuestras iglesias tomaron sus decisiones espirituales más importantes en la adolescencia.

Alcanzar inteligentemente a la juventud es vital para la iglesia. La mayor parte del liderazgo evangélico coincidirá con esta afirmación. Sin embargo, no muchos saben exactamente cómo hacerlo ni tienen una idea clara acerca de qué es un ministerio juvenil eficaz. Prueba de esto es que históricamente el liderazgo juvenil evangélico latinoamericano se ha desarrollado según el modelo artesanal —el artesano entrena informalmente a un aprendiz sólo mediante el ejemplo. Basta con ver el reducido número de cursos de pastoral juvenil ofrecido por los seminarios y lo limitado del material publicado para líderes juveniles.

Además son pocas las iglesias que sostienen económicamente a sus ministros de jóvenes, y poco el tiempo que la mayoría de los líderes juveniles duran en ese ministerio. Un alto porcentaje cree que el liderazgo juvenil es un escalón para llegar al «ministerio en serio». Tal concepto es un error. El ministerio juvenil es un trabajo muy serio, quizás el más serio de todos si se toma en cuenta el tipo de decisiones que tienen que tomar los jóvenes —decisiones que afectarán el resto de su vida—y se considera cuántos de los miembros de nuestras iglesias tomaron sus decisiones espirituales más importantes en la adolescencia.

Muchas veces es más fácil definir algo por lo que no es que por lo que es. Por eso empiezo nombrando algunos conceptos populares que aunque contienen algo de verdad están equivocados respecto a lo que es un ministerio juvenil eficaz. Hagamos las respectivas aclaraciones:

Lo que el ministerio juvenil eficaz NO ES:

No es una reunión

Algunos creen que el ministerio juvenil se limita a la reunión del fin de semana. Los que piensan así utilizan todas sus energías en arreglar quién predica, quién dirige la alabanza y quién hace alguna que otra cosa diferente, pero no invierten su tiempo en relacionarse con cada uno de los jóvenes que asisten y menos piensan en todos esos adolescentes del barrio que no quieren por nada del mundo pisar el templo de una iglesia. La materia prima de un ministerio juvenil está compuesta por las personas que componen ese ministerio y las personas que se pretende alcanzar por medio de él. La programación de actividades es una excusa o el medio para acercarse a esas personas, pero hacer una reunión a la semana no es el ministerio de nadie.

No es un convento

Según los objetivos eclesiales que nos dejó el mismo Señor Jesús, la iglesia está para ser agente de transformación en la comunidad. Después de amar a Dios, nuestra segunda consigna clara es amar al prójimo. La iglesia no está para alejar a los jóvenes del «cochino y asqueroso» mundo, sino para entrenarlos y entusiasmarlos con el amor de Cristo de tal manera que puedan contagiar a otros jóvenes con la ética y las verdades del Reino. Los ministerios juveniles estilo «convento» se la pasan hablando de lo malo que es el mundo sin dar ninguna alternativa, o peor, sin siquiera hacer contacto con nada de lo que los jóvenes viven en la vida diaria fuera de los templos. Estos ministerios suelen utilizar la Biblia como un texto del pasado sin hacer puentes con el presente. Crean una de dos situaciones: o jóvenes «extraterrestres» que no saben relacionarse con sus compañeros de escuela o barrio que necesitan a Jesucristo, o jóvenes hipócritas que viven una cosa en el templo pero fuera de él piensan y hacen otra.

No es un frigorífico

El propósito del ministerio juvenil no es mantener entretenidos a los jóvenes con actividades sanas mientras lleguen a la adultez. Las iglesias que piensan de esta manera suelen creer que los jóvenes y adolescentes no pueden servir al Señor durante esa edad y que la tarea con ellos consiste sólo en mantenerlos aprendiendo y en librarlos del mal mientras se hagan adultos.

El no tomar en cuenta a los adolescentes es señal de una iglesia local minusválida. El apóstol fue claro al afirmar en 1 Co 12.4–11 que todos los nacidos de nuevo poseen dones, y los adolescentes no son la excepción. Es increíble el potencial que los adolescentes representan para el hoy de cada congregación. En general, ellos tienen más tiempo, más energía y más facilidad para alcanzar a otras familias a través de sus compañeros de estudio. Ellos tienen todas las posibilidades de convertirse en los miembros más activos de cada congregación, y el ministerio juvenil debería ser una punta de lanza para la estrategia evangelizadora de cada iglesia local.

No es una escuela

Gracias a los griegos, en occidente se cree que el sistema de enseñanza es como llenar un vaso de agua. Es desde la antigüedad que se cree que si se tiene la información correcta se funciona correctamente. Pero este concepto es impreciso. Muchos conocemos gente que tiene toda la información bíblica necesaria, y sin embargo, no posee nada del fruto del Espíritu Santo. Los jóvenes no son como un vaso de agua que se llena sino como un fuego que se enciende. Nuestra función no es meramente enseñarles las historias bíblicas y obligarlos a aprender versículos bíblicos. La enseñanza es un componente muy valioso pero hay diversas maneras de propiciar el aprendizaje y sobre todo la madurez de nuestros jóvenes. Si al pensar en el ministerio juvenil la única imagen que viene a la mente de un líder es la de un grupo de jóvenes sentados mirándose la nuca y escuchándolo a él disertar por más de una hora, ese líder está en serios problemas y difícilmente podrá alcanzar lo que Cristo espera de nuestro ministerio.

Lo que un ministerio juvenil eficaz SI ES:

Trabaja basándose en un propósito definido

Lo primero que hay que definir es el propósito ¿Para qué existe y qué se supone que debe lograr un ministerio juvenil? Pablo hace un excelente resumen del propósito de su ministerio en Colosenses 1.28 «A este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos para presentarlos a todos perfectos en él.» O sea que todo lo que Pablo hacía y decía por Cristo era con el objetivo definido de poder acompañar a cada ser humano a un grado mayor de perfección. Esta última palabra siempre me pareció extraña, pero al investigarla me resultó muy clarificador encontrar que en el texto griego la palabra traducida como «perfectos» es teleios que también se puede traducir como «maduros».

El propósito del ministerio juvenil es acompañar a la juventud hacia la madurez completa la cual sólo se puede encontrar en Cristo.

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