jueves, 24 de noviembre de 2011

Hagamos Evangelismo para Jovenes

Hagamos Evangelismo para Jovenes
¿Cuántas veces hemos escuchado esta entusiasta pregunta en nuestras congregaciones?
Sin duda muchas veces, es emocionante escucharla y declararla porque demuestra deseos de hacer algo para que los que están buscando a Dios tengan la oportunidad de tener un encuentro personal con Él, pero debemos ser muy sinceros si se trata de ayudar a las personas, no siempre lo que preparamos como “campaña evangelística” es una ayuda para otros ¿Por qué?


La iglesia latinoamericana se ha caracterizado por ser una iglesia con empuje, con garra y sacrificio, acostumbrada a improvisar más que a investigar, capacitarse y prepararse con una actitud o mirada de largo plazo. Pero no podemos asignar al Señor como alabanza nuestros esfuerzos conformistas sin propósito, intención y excelencia. Creo que estamos de acuerdo que las personas necesitan más que esto por parte de nosotros y el Señor mucho más.

Amigos es el tiempo en que el evangelismo deje de sufrir, debemos aceptar que no es suficiente con tener buenas intenciones cuando nos referimos a ayudar a otros a encontrar salvación en Jesús, debemos cambiar esos pensamientos costumbristas y autosuficientes, cuando el evangelismo sufre las personas sufren, puedo decirlo así debido a mi experiencia en evangelismo en muchos lugares, en el trabajo con muchas congregaciones y ministerios.

Para poder ayudar a las personas de la mejor forma debemos entregar calidad, propósito y amor en lo que hacemos. Una intención evangelizadora se caracteriza por esto, el amor lleva al propósito y el propósito a la calidad si queremos alcanzar éste, un evento evangelístico debe estar saturado de estas tres cosas.

Lo que hacemos con respecto a una instancia donde comunicaremos dinámicamente las buenas noticias de Jesús y donde daremos la oportunidad para que personas tomen una decisión con respecto a aceptar a Jesús o a rechazarlo debe estar cimentado en el amor.
En primer lugar el amor a nuestro Dios, le amamos y por lo tanto queremos identificarnos con sus intereses, con su corazón, con su comisión, y ésta, es la salvación de las personas que Él creo. No puedo decir que amo a Dios y no tener sincero amor por las personas, amamos a las personas porque Dios nos amo primero y por lo tanto debemos tener la misma actitud hacia las personas.
¿Cómo te ama Dios hoy? ¿Cómo lo hizo en el pasado? ¿Cómo crees que te amará mañana? ¿Tiene límites el amor de Dios?

Si Él no escatimó a su propio Hijo para salvarnos cuánto más nosotros seremos aprensivos con nuestro amor para con otros. Una instancia evangelizadora está basada y sustentada en el amor de Dios por mí y por los demás.

Cuando visualizo el gran amor de Dios entiendo que tengo un propósito que cumplir, hacer lo que Jesús vino a hacer y mucho más. El amor nos lleva a tener como centro ayudar a las personas a encontrar al Señor, esto pasa a ser nuestra misión, lo que nos cautiva y atrae nuestros esfuerzos. Tener un propósito es canalizar todo mi ser al cumplimiento de ello, no hay ambigüedad, no hay reserva, solamente un deseo incontenible de vivir el propósito de Dios. Cuando la evangelización pasa a ser un propósito en nuestras vidas sabremos que nunca será suficiente, que en cada oportunidad debemos dar todo de nosotros. Nos merecemos a cada persona, a cada oportunidad que nuestro Señor nos da para comunicar a Jesús. Si era el propósito de Dios, ¿por qué no debe ser el nuestro?

Para cumplir el propósito de ayudar a las personas a encontrar a Jesús debemos entregar lo mejor y a esto se le llama “CALIDAD”

Para realizar un evento evangelístico de calidad debemos utilizar las herramientas correctas que nos llevarán a lograrlo.

Un evento evangelístico debe en primer lugar nacer de la dirección de nuestro Dios y por esto es primordial nuestra relación con Él, estar en secreto con Él, debemos hablar con Él, preguntarle y escuchar, a lo que me refiero es que debemos orar, orar y orar. Si del Señor nace la instrucción, tendremos la motivación y el respaldo de Él para lograrlo.

En segundo lugar debe haber una firme intención de resultado por lo cual debemos proyectarnos para llevar fruto, no debe ser nuestra intención el quedar tranquilos con nuestra conciencia por haber hecho lo que el Señor nos pide, debemos trabajar con la fe de que personas se convertirán a Jesús.

En tercer lugar debe haber una preparación y organización seria. Con esto quiero decir que debemos investigar, organización, planeación, consolidación y continuidad.

Debemos investigar a quienes llevaremos el evangelio, cuales son sus intereses, necesidades y forma de vida. Debemos investigar si estamos preparados como congregación con los recursos que conlleva realizar un evento evangelístico, si estamos preparados para recibir a los nuevos hermanos y no dejarlos solos en el comienzo de su nueva vida, etc. Los resultados de investigación nos ayudarán a presentar el evangelio de la forma más efectiva pensando en los demás.

Debemos organizar el equipo de trabajo, desde quienes cargarán los equipos o clavarán clavos hasta quienes discipularán a los nuevos hermanos, un buen equipo de trabajo es determinante en cualquier empresa.

Debemos tener un método o sistema de consolidación y seguimiento de las personas que han tomado su decisión por Jesús. Es impensado para nosotros el hecho de que una mano levantada sea todo, el Señor no nos encomendó para hacer decisiones sino discípulos. Tenemos que ayudar a los que han nacido de nuevo a consolidar su decisión, a afirmar sus pies para que puedan caminar solos sin necesidad de que sostengamos sus manos y para lograr esto necesitamos de personas con un interés y preparación para ser padres espirituales. Un sistema de discipulado es vital para lograr esto.

Y por último debe haber continuidad, no debemos detenernos y decir “con esto es suficiente” La mies es mucha y debemos continuar sin desmayar, el Espíritu Santo nos dará las fuerzas y dirección. A medida que vamos realizando eventos aprenderemos nuevas cosa, seremos más efectivos, seremos más atrevidos, si somos fiel en lo poco el Señor nos llamará y nos pondrá sobre mucho. Continuaremos ayudando a otros ahora con más ayuda ya que estarán con nosotros aquellos que nacieron de nuevo, nuestros nuevos hermanos, ellos invitarán a otros y ellos también serán usados por el Señor.

Lideres les animo con todo mi corazón a levantar a Jesús y debemos hacerlo dándole gloria, esto atraerá a muchas personas hacia Él. El Señor que tenemos es extraordinario, merecedor de nuestra mejor adoración, presentémonos delante de Él como verdaderos sacrificios y presentémonos delante de las personas como verdaderos embajadores.

¡Adelante evangelistas!

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