Creo que pasión es uno de los conceptos más malentendido dentro del mundo cristiano. En general, es algo que nos asusta y, muchas veces cómo líderes, desanimamos a la gente para que la tenga. Sin embargo, sabemos que sin pasión es difícil enamorarte de una causa o involucrarte al máximo en algo. Imagina ir a ver un partido de futbol sin pasión o estar pololeando donde no hay pasión. Uno, sería terrible fome y segundo, no duraría nada porque no lo aguantaríamos. Es algo esencial para la vida de un cristiano, y especialmente de un líder, pero para poder aprovechar el potencial que tiene, es necesario entenderla mejor. Quiero explorar este concepto de pasión en los siguientes párrafos de este artículo y a través de definiciones y historias bíblicas poder aplicarlo a nuestra vidas y ministerios.
A veces es más fácil definir algo a través de ver lo que no es. Sugiero tres diferentes ideas de lo que la pasión no es.
-Sólo una emoción – Muchas veces cuando pensamos en la pasión creemos que es como un emoción que nos viene de repente y que no podemos controlar. Eso se refleja mucho en una relación amorosa. Muchas veces los pololeos (noviazgos) y los matrimonios terminan porque uno dice “Ya no me siento enamorado” o “No siento la pasión que antes teníamos” . No hay compromiso, sólo emoción.
-Sólo un don que algunos tienen – Esta es la famosa excusa evangélica para todo: “No es mi don.” Es cierto que todos expresan la pasión que tienen de diferentes formas. Sin embargo, no podemos decir que la pasión es exclusiva para algunos. Si creemos en lo que Dios ha hecho para nosotros a través de Su Hijo Jesucristo, entonces la pasión debe fluir como la sangre en nuestra venas. Es una reacción natural que todos debemos tener al experimentar la gracia y el amor de Dios. Es algo que contagiamos de Dios.
-Sólo algo positivo – Hay que tener mucho cuidado con la pasión. Ya comenté acerca del potencial que tiene la pasión. Me refería al potencial positivo, pero igual hay un lado negativo. Si tomamos como ejemplo el fuego, que obviamente tiene un potencial y uso extremamente positivo. Nos da calor en tiempos de frio, no cuece la comida, etc. Pero a la vez de ser muy útil, el fuego es algo muy peligroso. El fuego puede destruir y matar. Así es la pasión, también. Tenemos que controlar o por lo menos canalizar bien la pasión que tenemos.
Otra manera que podemos usar para entender un poco mejor lo que es la pasión es a través de comparación. Aquí quiero ofrecer tres diferentes comparaciones de cómo es la pasión.
-Más como una decisión que un sentimiento – Ya dijimos que la pasión es más que sólo una emoción. Creo que lo más complementario a esto es que la pasión es también y a veces más una decisión. Jesús nos dice en Juan 14:23, “El que me ama, obedecerá mi palabra.” Obedecer es una decisión lógica. La mayoría de las veces no obedecemos por sentimiento porque de verdad no queremos hacerlo, sin embargo, tenemos que elegir ese camino porque sabemos que es lo correcto a hacer. Eso incluye la pasión. Cada día tenemos que decidir ser apasionados de la voluntad de Dios a pesar de no siempre sentirlo.
-Más como un sacrificio que un placer – Cuando hablamos de la pasión en relación con la vida de Jesús, vemos algo que contradice un poco el estereotipo que tenemos de la pasión. De nuevo me refiero a la pasión y la relación amorosa. Nos influye tanto ese concepto romántico de la pasión y sólo vemos en nuestras mentes flores y besos, sin embargo, la pasión de Cristo lo llevó a sufrimiento y sangre. De hecho, la frase “La Pasión de Cristo” (igual que la película) se refiere históricamente al sufrimiento de Jesús. Si queremos tener pasión en nuestras vidas, tenemos que darnos cuenta del hecho que nos va a exigir sacrificio. Cuando nos apasionan las mismas cosas que le apasionan a Dios, vamos a tener que tomar decisiones de sacrificarnos para que los demás puedan recibir.
-Más como un medio que un fin – La pasión siempre debería tener como consecuencia la acción. La pasión nos lleva a buscar más de Dios. La pasión nos motiva a sacrificarnos por los demás. La pasión no es el fin. De hecho, yo diría que hay muchos que dicen tener pasión, pero es de fantasía. Ellos hablan de esa pasión que Dios ha puesto en su corazón y de los planes y sueños que tienen, sin embargo, no hacen nada. Eso me dice que lo que tienen es emoción, no pasión. La pasión obliga a actuar. Podemos ver los últimos momentos de Jesús en el jardín de Getsemaní cuando oraba y rogó a Dios de quitarle la responsabilidad de ir a la cruz. Su emoción le gritaba “¡NO!” pero su pasión le llevó a una decisión y una acción de sacrificio. El fin de la pasión siempre es amor, es cumplir lo que dijo Jesús que era el resumen de toda la ley y los profetas, “Amar a Dios y amar a las personas.”
Para concluir quisiera compartir algunashistorias de la Biblia de personajes que son bien conocidos por la pasión y de ellas rescatar algunas lecciones o verdades que podemos aprender.
-El éxito no mantiene la pasión (Elías) – Si quieres leer toda la historia de Elías, y lo recomiendo, la puedes encontrar en 1 Reyes 17-22 y 2 Reyes 1-2. Pero quiero sólo enfocarme en una parte de su vida y ministerio. Es bien conocida esta historia y a lo mejor la has escuchado muchas veces. Pasa después de que Elías tiene la gran victoria contra los profetas paganos de Jezabel. Elías se arranca para que no lo maten y huye a Horeb. Dios provee para él milagrosamente como lo había varias veces. Lo interesante acá es lo que dice Elías a Dios en 1 Reyes 19:10, “¡Me consume mi amor por ti, Señor Dios Todopoderoso!” Elías está diciendo, “Tengo tanta pasión por ti Dios. He hecho todo lo que me pediste.” Unos versículos antes, Elías dice a Dios que quiere morir, que no aguanta más. Ahora, me pregunto, “¿Cómo puede estar desanimado Elias después de haber experimentado el poder de Dios a través de tanto milagros?” o “¿Por qué le falta ahora la pasión para seguir?” En los siguiente versículos encontramos la respuesta. Dios le dice a Elías que salga a esperar y que Él va a pasar a verlo. Elías sale y es testigo de un viento violento, un terremoto y un fuego, pero Dios no estaba en esas muestras de poder natural. Después sopla una briza suavecita (otras traducciones dicen “un silbo apacible y delicado” o “un suave murmullo”) y ahí apareció Dios y le habló a Elías. Lo que aprendo de esta historia es que el éxito en el ministerio y aún ser testigo del poder de Dios no nos restaura o mantiene la pasión. Son los momentos de intimidad con Dios donde nos habla y nos llena de nuevo con su amor. Esos son los momentos que nos renuevan la pasión y nos motivan a la acción.
-La pasión generalmente causa conflicto (Caleb) – Caleb era un personaje del antiguo testamento que siempre he admirado. Él fue uno de los espías que Moisés mandó a explorar la tierra prometida que Dios les iba a dar a los Israelitas Y fue uno de los dos que llegó con ánimo para tomarla. Es conocida esta historia también por los otros 10 espías que no querían conquistar Canaán y que el pueblo de Israel los escuchaba más a ellos que a Caleb y Josué. En Números 14 encontramos a los dos junto con Moisés hablando frente la nación de Israel y repitiendo lo mismo que Caleb había dicho antes. Dicen que están seguros que Dios le dará la victoria. Están apasionados y quieren llevar a la gente a la acción, sin embargo, la realidad era que la gente no estaba en la misma postura, ellos tenían miedo y les faltaba la pasión por Dios. De hecho, la repuesta de la gente a los tres era que querían apedrearlos y volver a Egipto. Tengo que admitir que he vivido este escenario muchas veces en mi vida. He estado con la pasión por el cielo y, cuando la comuniqué con la gente o con mis líderes, no compartían mi pasión y no querían hacer nada más que mantener lo mismo de siempre. La pasión es algo que muchas veces causa conflicto y tenemos que aceptar esa realidad. Eso no significa que no debemos comunicar nuestra pasión o que no debemos actuar de acuerdo a la pasión que Dios ha puesto en nuestro corazón. Sólo hay que reconocer que no siempre va a ser fácil.
-Hay una gran diferencia entre la pasión y el orgullo (Sansón) – Podríamos estudiar la vida corta de Sansón para aprender mucho de liderazgo, pero quiero recatar sólo una parte con respecto a la pasión. Ya hablamos de la importancia de controlar o canalizar la pasión, también hablamos del potencial que la pasión tiene para ser negativa igual que positiva. Aquí, en la historia de Sansón, encontramos una confusión entre lo que es ser apasionado y ser orgulloso. Tengo que admitir que entiendo eso muy bien. Durante la mayoría de mi vida, mucha gente me acusado de ser arrogante o orgulloso cuando yo me veo más como una persona apasionada. Creo que hay unas lecciones claves que podemos aprender de Sansón para poder controlar mejor nuestra pasión y no dejar que llegue a ser arrogancia o orgullo. Su historia se encuentra en el libro de Jueces, capítulos 13-16. No tenemos el espacio para contar toda la historia de Sansón (sugiero que la leas porque vale la pena revisitarla y observarla con otra mirada), pero hay unas características en su vida que llaman la atención. En varias ocasiones Sansón no escucha a sus padres y termina casándose con una mujer que no era Israelita. Una persona orgullosa no escucha al consejo de otros, sin embargo, una persona apasionada no pierde la sabiduría de otros para que le ayude en cumplir la misión de Dios. Otra cosa que quiero destacar es que Sansón muchas veces tomaba sus decisiones con su propia voluntad en mente. Varias veces se enojó y mató a gente, no por justicia, sino por vergüenza propia o por venganza. Una persona llena de la pasión de Dios tiene a los demás en primer lugar y no deja lugar para que el orgullo motive sus decisiones. No digo que es fácil hacer, pero es esencial si vamos a ser personas apasionadas y dentro de la voluntad de Dios.
Lo que NO es la pasión…
A veces es más fácil definir algo a través de ver lo que no es. Sugiero tres diferentes ideas de lo que la pasión no es.
-Sólo una emoción – Muchas veces cuando pensamos en la pasión creemos que es como un emoción que nos viene de repente y que no podemos controlar. Eso se refleja mucho en una relación amorosa. Muchas veces los pololeos (noviazgos) y los matrimonios terminan porque uno dice “Ya no me siento enamorado” o “No siento la pasión que antes teníamos” . No hay compromiso, sólo emoción.
-Sólo un don que algunos tienen – Esta es la famosa excusa evangélica para todo: “No es mi don.” Es cierto que todos expresan la pasión que tienen de diferentes formas. Sin embargo, no podemos decir que la pasión es exclusiva para algunos. Si creemos en lo que Dios ha hecho para nosotros a través de Su Hijo Jesucristo, entonces la pasión debe fluir como la sangre en nuestra venas. Es una reacción natural que todos debemos tener al experimentar la gracia y el amor de Dios. Es algo que contagiamos de Dios.
-Sólo algo positivo – Hay que tener mucho cuidado con la pasión. Ya comenté acerca del potencial que tiene la pasión. Me refería al potencial positivo, pero igual hay un lado negativo. Si tomamos como ejemplo el fuego, que obviamente tiene un potencial y uso extremamente positivo. Nos da calor en tiempos de frio, no cuece la comida, etc. Pero a la vez de ser muy útil, el fuego es algo muy peligroso. El fuego puede destruir y matar. Así es la pasión, también. Tenemos que controlar o por lo menos canalizar bien la pasión que tenemos.
La Pasión es Más Como…
Otra manera que podemos usar para entender un poco mejor lo que es la pasión es a través de comparación. Aquí quiero ofrecer tres diferentes comparaciones de cómo es la pasión.
-Más como una decisión que un sentimiento – Ya dijimos que la pasión es más que sólo una emoción. Creo que lo más complementario a esto es que la pasión es también y a veces más una decisión. Jesús nos dice en Juan 14:23, “El que me ama, obedecerá mi palabra.” Obedecer es una decisión lógica. La mayoría de las veces no obedecemos por sentimiento porque de verdad no queremos hacerlo, sin embargo, tenemos que elegir ese camino porque sabemos que es lo correcto a hacer. Eso incluye la pasión. Cada día tenemos que decidir ser apasionados de la voluntad de Dios a pesar de no siempre sentirlo.
-Más como un sacrificio que un placer – Cuando hablamos de la pasión en relación con la vida de Jesús, vemos algo que contradice un poco el estereotipo que tenemos de la pasión. De nuevo me refiero a la pasión y la relación amorosa. Nos influye tanto ese concepto romántico de la pasión y sólo vemos en nuestras mentes flores y besos, sin embargo, la pasión de Cristo lo llevó a sufrimiento y sangre. De hecho, la frase “La Pasión de Cristo” (igual que la película) se refiere históricamente al sufrimiento de Jesús. Si queremos tener pasión en nuestras vidas, tenemos que darnos cuenta del hecho que nos va a exigir sacrificio. Cuando nos apasionan las mismas cosas que le apasionan a Dios, vamos a tener que tomar decisiones de sacrificarnos para que los demás puedan recibir.
-Más como un medio que un fin – La pasión siempre debería tener como consecuencia la acción. La pasión nos lleva a buscar más de Dios. La pasión nos motiva a sacrificarnos por los demás. La pasión no es el fin. De hecho, yo diría que hay muchos que dicen tener pasión, pero es de fantasía. Ellos hablan de esa pasión que Dios ha puesto en su corazón y de los planes y sueños que tienen, sin embargo, no hacen nada. Eso me dice que lo que tienen es emoción, no pasión. La pasión obliga a actuar. Podemos ver los últimos momentos de Jesús en el jardín de Getsemaní cuando oraba y rogó a Dios de quitarle la responsabilidad de ir a la cruz. Su emoción le gritaba “¡NO!” pero su pasión le llevó a una decisión y una acción de sacrificio. El fin de la pasión siempre es amor, es cumplir lo que dijo Jesús que era el resumen de toda la ley y los profetas, “Amar a Dios y amar a las personas.”
Tres Verdades Acerca de la Pasión
Para concluir quisiera compartir algunashistorias de la Biblia de personajes que son bien conocidos por la pasión y de ellas rescatar algunas lecciones o verdades que podemos aprender.
-El éxito no mantiene la pasión (Elías) – Si quieres leer toda la historia de Elías, y lo recomiendo, la puedes encontrar en 1 Reyes 17-22 y 2 Reyes 1-2. Pero quiero sólo enfocarme en una parte de su vida y ministerio. Es bien conocida esta historia y a lo mejor la has escuchado muchas veces. Pasa después de que Elías tiene la gran victoria contra los profetas paganos de Jezabel. Elías se arranca para que no lo maten y huye a Horeb. Dios provee para él milagrosamente como lo había varias veces. Lo interesante acá es lo que dice Elías a Dios en 1 Reyes 19:10, “¡Me consume mi amor por ti, Señor Dios Todopoderoso!” Elías está diciendo, “Tengo tanta pasión por ti Dios. He hecho todo lo que me pediste.” Unos versículos antes, Elías dice a Dios que quiere morir, que no aguanta más. Ahora, me pregunto, “¿Cómo puede estar desanimado Elias después de haber experimentado el poder de Dios a través de tanto milagros?” o “¿Por qué le falta ahora la pasión para seguir?” En los siguiente versículos encontramos la respuesta. Dios le dice a Elías que salga a esperar y que Él va a pasar a verlo. Elías sale y es testigo de un viento violento, un terremoto y un fuego, pero Dios no estaba en esas muestras de poder natural. Después sopla una briza suavecita (otras traducciones dicen “un silbo apacible y delicado” o “un suave murmullo”) y ahí apareció Dios y le habló a Elías. Lo que aprendo de esta historia es que el éxito en el ministerio y aún ser testigo del poder de Dios no nos restaura o mantiene la pasión. Son los momentos de intimidad con Dios donde nos habla y nos llena de nuevo con su amor. Esos son los momentos que nos renuevan la pasión y nos motivan a la acción.
-La pasión generalmente causa conflicto (Caleb) – Caleb era un personaje del antiguo testamento que siempre he admirado. Él fue uno de los espías que Moisés mandó a explorar la tierra prometida que Dios les iba a dar a los Israelitas Y fue uno de los dos que llegó con ánimo para tomarla. Es conocida esta historia también por los otros 10 espías que no querían conquistar Canaán y que el pueblo de Israel los escuchaba más a ellos que a Caleb y Josué. En Números 14 encontramos a los dos junto con Moisés hablando frente la nación de Israel y repitiendo lo mismo que Caleb había dicho antes. Dicen que están seguros que Dios le dará la victoria. Están apasionados y quieren llevar a la gente a la acción, sin embargo, la realidad era que la gente no estaba en la misma postura, ellos tenían miedo y les faltaba la pasión por Dios. De hecho, la repuesta de la gente a los tres era que querían apedrearlos y volver a Egipto. Tengo que admitir que he vivido este escenario muchas veces en mi vida. He estado con la pasión por el cielo y, cuando la comuniqué con la gente o con mis líderes, no compartían mi pasión y no querían hacer nada más que mantener lo mismo de siempre. La pasión es algo que muchas veces causa conflicto y tenemos que aceptar esa realidad. Eso no significa que no debemos comunicar nuestra pasión o que no debemos actuar de acuerdo a la pasión que Dios ha puesto en nuestro corazón. Sólo hay que reconocer que no siempre va a ser fácil.
-Hay una gran diferencia entre la pasión y el orgullo (Sansón) – Podríamos estudiar la vida corta de Sansón para aprender mucho de liderazgo, pero quiero recatar sólo una parte con respecto a la pasión. Ya hablamos de la importancia de controlar o canalizar la pasión, también hablamos del potencial que la pasión tiene para ser negativa igual que positiva. Aquí, en la historia de Sansón, encontramos una confusión entre lo que es ser apasionado y ser orgulloso. Tengo que admitir que entiendo eso muy bien. Durante la mayoría de mi vida, mucha gente me acusado de ser arrogante o orgulloso cuando yo me veo más como una persona apasionada. Creo que hay unas lecciones claves que podemos aprender de Sansón para poder controlar mejor nuestra pasión y no dejar que llegue a ser arrogancia o orgullo. Su historia se encuentra en el libro de Jueces, capítulos 13-16. No tenemos el espacio para contar toda la historia de Sansón (sugiero que la leas porque vale la pena revisitarla y observarla con otra mirada), pero hay unas características en su vida que llaman la atención. En varias ocasiones Sansón no escucha a sus padres y termina casándose con una mujer que no era Israelita. Una persona orgullosa no escucha al consejo de otros, sin embargo, una persona apasionada no pierde la sabiduría de otros para que le ayude en cumplir la misión de Dios. Otra cosa que quiero destacar es que Sansón muchas veces tomaba sus decisiones con su propia voluntad en mente. Varias veces se enojó y mató a gente, no por justicia, sino por vergüenza propia o por venganza. Una persona llena de la pasión de Dios tiene a los demás en primer lugar y no deja lugar para que el orgullo motive sus decisiones. No digo que es fácil hacer, pero es esencial si vamos a ser personas apasionadas y dentro de la voluntad de Dios.
Espero que mis pensamientos y sugerencias sean una ayuda para que puedas entender un poco más lo que es la pasión, pero que no se quede ahí. Lo más importante es que vivamos una vida llena de pasión y que esa pasión nos lleve a la acción. Mi oración por mi vida y por la tuya es que seamos revolucionarios radicales y apasionados por cumplir la misión de Dios. La misión de la salvación del mundo debe arder dentro de nuestro corazón y ser lo que motiva y anima nuestras vidas.
Que Dios nos ayude en esta aventura.
Que Dios nos ayude en esta aventura.
0 comentarios:
Publicar un comentario