Durante el período que dure nuestra vida vamos a experimentar cosas buenas y malas, generalmente las buenas traen consigo alegrías y sonrisas, mientras que las malas pueden traer dolor o desazón.
Una de las cosas que más duele en la vida del cristiano, es el dolor que se experimenta cuando su liderazgo es quebrado y cuestionado, este quebrantamiento puede venir por errores cometidos, mentiras de terceros o simplemente malas decisiones. Lo cierto es que viene acompañado de una carga fuerte de desánimo y arrepentimiento. Pero la pregunta de muchos jóvenes líderes que experimentan estas circunstancias es, ¿y ahora qué?, ¿Dios me habrá desechado?, ¿por qué mis amigos o pastores no se comportan como tales?, y una serie de cuestionamientos que en vez de ayudar solo sirven para torturarse, como si estuviéramos escuchando un canción de balada romántica y llorásemos por el chico o la chica que nos dejó. Lo cierto es que hay algunos pasos que, a la luz de la Palabra, podemos seguir para salir adelante y dejar que Dios restaure nuestro liderazgo. Aquí los comparto.
1. Pedir perdón o perdonar a quienes corresponda.
Normalmente el error viene acompañado con daño, sea a tus líderes, tus ovejas, tus amigos, líderes mayores, pastores, trabajadores, familia, esposa, hijos, amigos, etc., nuestra responsabilidad, para dar el primer paso hacia la sanidad y restauración es el perdón genuino, el cual es la llave de la libertad. Debe ser un perdón honesto y real, sin esperar nada a cambio. Si debes hacerlo en grupo, pues hazlo, la obediencia traerá sus resultados y Dios te honrará.
2. Entender que Dios tiene el control.
Nada escapa a la voluntad de Dios, esto es parte de su propósito para con tu vida. La voluntad de Dios siempre es para nuestro bien; nuestro corazón rebelde es lo que nos lleva lejos de esa voluntad, dejemos ahora el control a Él y olvidemos lo que antes hacíamos, este es el tiempo en que Dios quiere que descanses, Él te quiere consolar.
3. Empezar de cero.
Esto es bueno. El hecho de que tu liderazgo se haya visto quebrado es porque hay una falencia en el carácter. Dios permitió que pases por esto, aunque doloroso, es lo mejor, para entender que hay cosas que corregir, y mejor es que duela ahora a que la caída sea más alta y duela más. Así que comienza a trabajar en las cosas del Señor de nuevo, si tienes que comenzar de cero, como si fueras nuevo, pues no hay problema, hazlo, recuerda que Dios está interesado no en lo que haces, sino en tu carácter, ya que esto es lo que se irá a la eternidad. No cuantas predicas has hecho o cuantos jóvenes pastoreabas. Lo siento si ofendo a alguien, pero es una forma de ser claro.
4. Dejarme pastorear.
Es urgente que busques un mentor, pastor o amigo. Lo recomendable es que pueda ser tu pastor de iglesia. Pero si no tienes alguna afinidad, pues busca un pastor amigo, alguien en quien puedas confiar y recibir consejo. Alguien que pueda velar por ti y a quien le rindas cuentas durante tu proceso de sanidad y restauración. Si buscas a un pastor amigo, fuera de tu iglesia local, no significa que te tengas que ir de tu iglesia, muy por el contrario, tu fidelidad a la iglesia y a las cosas del Señor deben seguir adelante, si dejas de servir en lo poco que Dios te irá poniendo, le dejarás una puerta abierta al diablo para que te siga engañando. Si ya tienes un pastor amigo, pues sigue con Él y déjate tratar, no endurezcas tu corazón. Obedece, eso siempre trae bendición y fruto eterno, no temporal.
5. Sé humilde.
Si haces las cosas bien, Dios no tardará en honrarte. Tampoco hagas las cosas esperando que Dios te honre, simplemente hazlas porque amas a Dios y quieres agradarle. Para poder servirle bien es necesario ser humilde, y esto es parte de un carácter cristiano. Acepta la corrección, acepta los "no" que vendrán, déjate pastorear y concéntrate en lo que tienes que hacer. Lo demás, si buscas el reino, vendrá solo, por añadidura.
6. No critiques, no seas rebelde, no vivas del pasado ni pienses que tú lo podrías hacer mejor.
Lo peor que podrías es caer en el lazo del diablo, dejarte atrapar por la murmuración, los celos, la envidia y la rebeldía. Cuida tu corazón, y no permitas que ningún sentimiento dañino encuentre lugar, si es así tu corazón podría endurecerse y tu proceso de restauración podría demorar más.
Sé que puede haber dolor, pero a veces el dolor es necesario para que el bálsamo de sanidad del Padre se manifieste, deja que Él te consuele y te abrace, acepta su amor incondicional.
Bendiciones extremas.
Colaboracion de: Juan Gabriel Feitoza
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