lunes, 25 de enero de 2010

ACEPTA TU CRUZ



Un joven cristiano llamado José se quejo ante Jesus porque su cruz era demasiada pesada

“¿No crees Señor que me has dado una cruz muy grande?”, le dijo, al tiempo que agregó: “Es cierto que muchas veces te falle, pero también es cierto que te amo”

Y Jesús le contestó, “

¡José! Debo decirte dos cosas: la primera es que no soy yo quien fabrica las cruces para los hombres”.

José mortificado trató de explicarle a Jesús:

“Señor, quizá no me expliqué; yo no te pido que me quites la cruz, sino que, por favor, me des una cruz más liviana, una cruz como la de los otros hermanos”.

El Señor viendo para enseñarle le dijo a José:

“Me has convencido José, acompáñame para que tú elijas, y tú mismo escojas la cruz que te convenga o te guste.”

Y llevó a José a una enorme bodega donde estaban almacenadas las cruces de todos los hombres.

José se quitó su cruz de encima la tiró en un rincón y comenzó a buscar. Se probó varias cruces, pero todas tenían algún inconveniente. Unas eran muy pequeñas, otras muy grandes, otras muy delgadas o largas. José buscó y buscó una cruz apta para sus hombros. Finalmente, José encontró una cruz tirada en un rincón, cerca de la entrada. La cargó sobre sus hombros y exclamó:

“¡Señor!, ahora encontré una cruz que me conviene, y es a mi medida. ¡¡Aquí está!! .”

Entonces Jesús le dio la enseñanza y dijo:

“José, has escogido de verdad la cruz que mejor te Conviene, sin darte cuenta te has echado al hombro la misma cruz que tiraste al entrar.”

Y Jesús concluyó:

“No soy yo quien fabrica las cruces para los hombres, pero no te imaginas con cuanto cuidado y amor trato de que cada cruz corresponda a los hombros, a las fuerzas y al corazón de cada hombre. Es que yo sé muy bien, por experiencia, lo que es cargar la cruz.”

Reflexión:

Jesús nos dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” Lc. 9:23.

Esto implica que tenemos que despojarnos de nosotros mismos y pagar el precio de seguir a Jesús, y muchas veces esto implica pruebas.

“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová” Salmo 34:19.

Acéptate como eres. Carga la cruz que te ha tocado llevar. Pero cárgala con amor, y harás que sea liviana en tu vida.

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